La agricultura al servicio del mercado internacional, debe cumplir exigencias de los consumidores finales, exigencias orientadas a la protección del medio ambiente, la inocuidad de los alimentos especialmente frescos y para ello, la trazabilidad debe ser parte imprescindible de la actividad productiva.
Para garantizar el cumplimiento de las exigencias de los clientes (agrupadas dichas exigencias en un sentido amplio como BPA), es necesario obtener una certificación por parte de una tercera parte en un estándar determinado, llámese GlobalGAP, Rainforest, comerio justo, etc.
Estas exigencias de los mercados internacionales debería ser implementadas en nuestro mercado nacional, dado que la salud de los consumidores y del medio ambiente, hacen parte del gran ecosistema terrestre en cualquier parte del planeta.
Nuestro enfoque como Ingenieros Agrrónomos, debe estar centrado en una producción amigable con el medio ambiente, empezando por la construcción de planes de fertilización basados en análisis de suelos y foliar para garantizar la optimización de estas sustancias y así reducir la probabilidad de eutrofizar cuerpos de aguas superficiales a causa del Nitrógeno y el Fósforo. Otro tanto deberías ser la rigurosidad en la prescripción de plaguicidas, atendiendo el umbral del daño económico, especialmente en grandes extensiones donde cuantificar el daño es tarea compleja. Esta última práctica está orgánicamente amarrada a la inocuidad de los alimentos a través de la residualidad de plaguicidas en los productos cosechados

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Respuestas

  • Uno creería cuando escucha el término “Revolución Verde”; que se trata de algo hermoso, muy amigable con el medio ambiente y su entorno, nada más alejado de la realidad que ese pensamiento. En realidad la Revolución Verde solo fue la excusa perfecta para empezar a producir monocultivos de grandes dimensiones empleando el uso de diferentes técnicas y productos de la industria agroquímica como: herbicidas, fertilizantes y plaguicidas; desconociendo por ese entonces sus efectos secundarios en los seres humanos y los ecosistemas donde son implementadas estas prácticas derrochadoras de energía y recursos naturales valiosos como el agua.

    Propongo una Revolución Orgánica…!


    Una que nos conecte con nuestras raíces y nos permita trabajar en comunidad. Una revolución donde volvamos a cultivar con las prácticas ancestrales de nuestros campesinos e indígenas Colombianos. No se trata de retroceder, se trata de una revolución consciente con el entorno, preservando los ecosistemas y los recursos naturales que se tienen a disposición. Donde se buscan buenas prácticas de agrícolas (BPA) con una filosofía enfocada a la agroecología.

    Las economías campesinas, a diferencia de la agroindustria, se basa fundamentalmente en el trabajo en equipo de la familia, sus vecinos y la comunidad. La producción de alimentos ayuda a sustentar una parte de la canasta básica familiar (Soberanía Alimentaria), y el resto de la cosecha es vendida en plazas de mercado donde el precio es variable.

    “En Colombia predomina, en consecuencia, un campesinado integrado al mercado que ha venido introduciendo intensos cambios en sus sistemas productivos para adaptarse a la creciente y cambiante demanda de productos agropecuarios tanto nacional (todo tipo de alimentos) como internacional (tabaco, café, marihuana, coca, amapola, algunos frutales)…”

    “Los campesinos a partir de la década de los setenta han venido introduciendo cambios técnicos basados en la oferta de la Revolución Verde. Como resultado de este proceso la producción familiar tiene actualmente sistemas de producción con diferentes grados de incorporación de la tecnología agroquímica. Excepcionalmente hay productores que conservan sistemas de producción tradicionales calificables de orgánicos y está surgiendo un sector de nuevos agricultores, con un peso marginal en la producción, que ha venido implementando sistemas de esta naturaleza, retomando prácticas tradicionales y aplicando nuevos conceptos promovidos por algunas ONG´s…”
    (Forero Álvarez Jaime, 2003, p. 13)

  • Mas que papeles para seguir llenando requisitos, estoy seguro que la implementación de las BPA y BPM que garanticen inocuidad alimentaria, debe orientarse a la responsabilidad que cada uno como persona tenemos con el otro, de nada vale tener muchos documentos que certifiquen muchas cosas, sin que en la practica esto tenga aplicación, el fortalecimiento de las cadenas productivas, en esta lógica, estaría enfocada a la base de los productores, mas que a la intermediación del conocimiento.

  • Si poco nos preocupamos por la salud y bienestar de nuestros consumidores, estamos aún muy lejos de cubrir este tipo de estándares para el mercado externo en proporción con el área sembrada en el país. En ese sentido, los cultivos y zonas de pastoreo con alguna certificación de calidad e inocuidad, incluidos los productos ecológicos no llegan al 5% de la oferta bruta total, algo así como 250.000 hectáreas (valga aclarar que de esa cifra más de la mitad corresponde a certificaciones internacionales de tercera parte, tipo Rain Forest, Orgánicos y Comercio Justo, entre otras).
    Países competidores nuestros como Costa Rica, Ecuador y Perú superan el 25% de su superficie total con alguna acreditación.

    Recomendaría que incluyera la calidad del agua como un factor crítico de diferenciación en toda la cadena productiva y de valor.

    Saludos,

    • Gracias por la sugerencia del manejo del agua, ese tema lo dejé por fuera porque en mi opinión es parte de la dinámica de un proceso productivo (aunque para muchos productores, es un tema desconocido), tal como BPA, espcialmente en GlobalGAP, donde son puntos menores y mayores del protocolo.

  • Luis Eduardo

    Respaldo la idea de promover las BPA para el mercado nacional de productos del agro.
    Debemos avanzar en la divulgación de la normativa del ICA sobre BPA y buscar que, a través de las organizaciones de los productores de desarrollen procesos de capacitación y csonultoria . Las organizaciones pueden presentar proyectos al MADR, la ADR y las secretarías de agricultura y desarrollo rural de los departamentos, para que cofinancien esta importante actividad.

  • Como crees que se puede asumir el costo que, sobre todo para pequeños productores, implica manejar los intermediarios de certificación que has mencionado. También creo que existen metodologías adaptables a nuestro medio para la cuantificación del daño por pesticidas, fertilizaciones inadecuadas, mal manejo del suelo o del agua, etc.

    • Para los pequeños productores, en la industria bananera se certifican por cooperativas que es una buena opción para trabajar en equipos. Metodologías existen y generalizadas, son parte del deber ser el ingeniero agrónomo, el punto es que no aplican dichos conocimientos o en el peor de los casos, no tiene la claridad mental para aplicarlos.
      Antes que evaluar daños por pesticidas o fertilizantes tanto en la salud humana como del medio ambiente, nuestro trabajo debe ser proactivo es decir preventivo y para ello la herramienta es el conocimiento de estas sustancias, incluyendo el modo y el mecanismo de acción, tiempo de carencia, período de reentrada, residualidad, manejo de residuos entre otros.

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