Respuestas

  • En primer lugar deseo compartir un extracto del libro:

    Rivera, B., Vargas, J. E., and Patiño, M. (2016). El sector lechero de pequeña escala en el departamento de Caldas: Estado actual, retos y modelo para la asistencia técnica universitaria: Universidad de Caldas. Cuyo texto completo se puede consultar en el link:

    https://www.researchgate.net/publication/313875407_El_sector_lecher...

    Este extracto corresponde al apartado titulado Universidad y Extensión:

    Universidad y Extensión

    “En el desarrollo, por el contrario, el centro de decisión se encuentra en el ser que se transforma, y su proceso no se verifica mecánicamente. De esta manera, si bien todo desarrollo es modernización, no toda modernización es desarrollo”. Paulo Freire, 1984

    En Colombia, es de habitual aceptación que el modelo de extensión agropecuaria de los Estados Unidos llegó al país, y a otros países de América Latina, en la década de los 50s. Clavijo (s.f.) sostiene que:

    “(...) a mediados de los años cincuenta, después de la segunda guerra mundial, Estados Unidos exporta hacia los países latinoamericanos un modelo de extensión rural que va de la mano de los procesos de industrialización de la agricultura en el cual el objetivo principal era transferir los paquetes tecnológicos fundamentados en el uso de insumos químicos, todo esto bajo el ideal de incentivar desarrollo económico a través de la producción comercial de alimentos y la inclusión de los agricultores en el mercado. “

    Con la creación de STACA (Servicio Técnico Agrícola Colombiano – Americano) en 1957, con el apoyo de los Estados Unidos de Nortea América, se inicia la extensión rural en Colombia. STACA se incorpora al Ministerio de Agricultura y se amplía a todo el país con tres grandes programas: 1) Producción agrícola y animal, 2) Mejoramiento del hogar y, 3) Clubes 4H, para la juventud rural. Según Machado (2011), a partir de esa fecha se dan en el país una serie de cambios en la institucionalidad agropecuaria.

    Sin embargo, esa creencia no resiste la comparación. Mientras que desde su origen y hasta la actualidad el modelo de Estados Unidos pone la responsabilidad central del diseño y ejecución de la extensión en la Universidad (en las llamadas Land-Grant Universities - LGU), de manera concertada con el gobierno, en Colombia no aparece la Universidad en el escenario institucional referido a la extensión. En la revisión de antecedentes de la extensión en Colombia que realiza Clavijo (s.f.) la única mención a la Universidad es en relación con la creación de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (CORPOICA), pero apenas en 1993, cuando se dice que la Universidad participó en su creación, junto con el sector público, gremios y otras asociaciones privadas. Parece evidente que si hemos copiado el modelo de extensión agropecuaria y rural de Estados Unidos, lo hemos copiado mal o nos hemos quedado sólo con sus formas, dejando por fuera la substancia o la epistemología del mismo.

    En efecto, las llamadas Universidades Land-Grant surgieron del Congreso de los Estados Unidos en el año 1862, cuando promulgó una ley donando terreno público a los estados y territorios que pudiesen proveer Universidades para el beneficio de la agricultura y de las artes mecánicas (Morril Act). Se indicó el establecimiento en cada estado de al menos una Universidad (college en el original del inglés) donde el objetivo orientador debía ser, sin excluir otros estudios científicos y clásicos, e incluyendo táctica militar, enseñar ramas del aprendizaje relacionadas con la agricultura y las artes mecánicas (...) para promocionar la educación liberal y práctica de la clase industrial en las variadas actividades y profesiones en la vida (National Research Council, 2009).

    Wang (2014) coincide en que la creación de las LGU tuvo como objetivo vitalizar la América rural (estadounidense, por supuesto), mejorar la vida rural, y educar ciudadanos en agricultura, economía del hogar y otras profesiones prácticas. Este autor también refiere que en 1914 se promulga otra ley del congreso (Smith-Lever Act) que crea un único Sistema de Extensión Cooperativo de Agricultura en los Estados Unidos. El servicio de extensión estableció una alianza entre los socios de nivel nacional (el Departamento de Agricultura - USDA), socios departamentales (las Universidades LGU y los gobiernos estaduales), y socios locales (alcaldes municipales). De nuevo, se evidencia que el modelo de extensión estadounidense no corresponde al modelo instaurado en Colombia en la década de los 50.
    El modelo estadounidense se ha venido modificando en el tiempo con importantes intervenciones en los años 1994 y 2008. Sin embargo, no ha cambiado la responsabilidad central que se le dio a la Universidad en su origen, ni se ha modificado la concurrencia de recursos del gobierno nacional, departamental y municipal, los cuales son necesarios para cumplir su tarea y constituyen un medio para concertar objetivos entre los componentes del modelo. En el servicio de extensión de los Estados Unidos existen cuatro o cinco miembros de la Universidad en cada municipio, adelantando el trabajo de extensión agrícola de una manera muy directa y acompañando las acciones locales en relación con la promoción de la salud y el bienestar social y familiar. El salario de los extensionistas es cubierto por una contribución tripartita: gobierno nacional, gobierno departamental y gobierno local, pero están vinculados a la Universidad (Knobloch, 2016; comunicación personal).

    Esto también se puede ver, por ejemplo, cuando en 1994 se promulgó otra Ley del Congreso, creando el Servicio Estatal Cooperativo de Investigación, Educación y Extensión (CSREES, por sus siglas en inglés). La misión que se le dio fue avanzar en agricultura, ambiente, salud humana y bienestar de las comunidades, mediante el financiamiento de los programas de investigación, educación y extensión de las Universidades Land Grant (LGU) y otras organizaciones asociadas con las LGU. Como en el tiempo precedente, la CSREES no condujo su propia investigación, sino que financió la investigación de las LGU y las organizaciones asociadas a estas.
    De esta manera, la extensión (agropecuaria y rural) en los Estados Unidos ha constituido una función central de las Universidades Land Grant desde sus inicios; mientras que en Colombia no es extraño que se le considere un añadido que debe hacérsele a la Universidad Pública para que adquiera capacidad de librarse de la presión que surge de las preguntas -bien o mal intencionada sobre el retorno social de la inversión pública que recibe la Universidad.

    Cabe señalar que valdría la pena revisar detenidamente la experiencia estadounidense en esta estrecha relación Universidad y Extensión, con una mirada que indague por su esencialidad. En una primera aproximación, parece que en el momento y lugar en que se estableció ese modelo se consideró que el conocimiento generado en la Universidad era un elemento vital para promover el desarrollo agropecuario y rural. Indudablemente, hoy también se admite, incluso más que antes, que el conocimiento es fuente primordial de crecimiento y creación de riqueza. Podría ser de utilidad y transcendencia preguntarse si lo que animó a los Congresistas Estadounidense en 1862 y 1914 fue reconocer que la mejor atención posible a los problemas centrales de su época, lo rural y la agricultura, estaba en la Universidad. De allí se podrían desprender preguntas que nos sirvan para movilizar las capacidades de la Universidad: ¿cuáles son los problemas de nuestro tiempo y contexto?, ¿cómo los está atendiendo nuestra dirigencia política?

    En el sector rural, de acuerdo con los estudios mencionados, pareciera que no hemos avanzado mucho y que la agricultura es un tema que debe permanecer en la agenda. Sin embargo, decir esto no significa que existan exclusiva o eminentemente problemas tecnológicos, ni que puedan ser bien atendidos sólo por una Facultad de Ciencias Agropecuarias. En lo rural tenemos problemas de desnutrición, pobre desempeño escolar, salud, sanidad, relaciones sociales, recursos naturales, entre otros muchos. Desde las diferentes Facultades de la Universidad (en su doble acepción de unidad organizacional y capacidad) se pueden atender problemas de muy diversa naturaleza; es decir, tenemos una Universidad con la capacidad y el conocimiento necesarios para atender un amplio rango de problemas. La extensión no tiene que ser sólo para lo agropecuario.

    Surge entonces otra pregunta: ¿cómo hacer para alcanzar acuerdos con algunos de nuestros gobiernos municipales, el gobierno departamental y algunos ministerios, para establecer proyectos de extensión, al menos pilotos, con recursos de cada uno de estos niveles gubernamentales y el concurso central de la Universidad para su diseño y ejecución? El compromiso de la Universidad es entender la extensión como una acción-reflexionada, configurada de manera similar al proyecto de Asistencia Técnica en lechería y enriquecida con la revisión epistemológica del modelo estadounidense, pero aplicada a las áreas que se considere pertinentes, incluyendo -pero no restringiéndose a lo agropecuario.

    En el ámbito nacional es claro que la Universidad de Caldas cuenta con un bien merecido prestigio académico, a tal grado que aun siendo una Universidad de “provincia” en un país que puede ser aún más centralista que México (Porter, 2003) y que sus estudiantes provienen de familias que corresponden a los estratos socio-económicos 1, 2 y 3, es una Universidad acreditada de alta calidad y se ubica en una buena posición en los diferentes y muy criticados escalafones en uso. Quizás estas se puedan considerar señales de un gran potencial de transformación que debe desencadenarse.

    Referencias

    Clavijo, N. (s.f.). Antecedentes y nuevas perspectivas de la asistencia tecnica en colombia. Retrieve from: https://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&sour...

    Machado, A. (2011). Colombia rural razones para la esperanza: Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD.
    National Research Council. (2009). Transforming agricultural education for a changing world.

    Porter, L. (2003). La universidad de papel (C. d. I. I. e. C. y. H. d. l. U. N. A. d. México. Ed.): Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México. Ciudad Universitaria, México.

    Wang, S. L. (2014). Cooperative extension system: trends and economic impacts on US agriculture. Choices: The Magazine of Food, Farm, and Resource Issues, 29.
    • Como bien se deduce del artículo que ponen a consideración, bastante diferencia hay en la relación entre las universidades y el Estado (o sea lease gobiernos) en los Estados Unidos y aquí en Colombia, pues allá las universidades hacen parte del esquema de participación del estado en las comunidades agrícolas mientras que acá es muy poca la relación que existe. Hasta tanto las universidades en Colombia no hagan parte sustancial del propio desarrollo empresarial, agrícola e industrial del país, sera muy poca su influencia en el progreso de la sociedad, siendo la diferencia que en los Estados Unidos es un apéndice de la sociedad y aquí solo hace parte de los esfuerzos de los individuos por prepararse.

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