Desde la creación de la política del seguro agropecuario mediante la ley 69 de 1993, no se había logrado una dinámica de crecimiento de las áreas aseguradas como la que se ha presentado en los últimos años, varias son las razones que pueden explicar este incremento entre las que se puede destacar; el aumento de los subsidios a la prima otorgados por el Ministerio de Agricultura el cual alcanza en algunos casos hasta el 80% del valor de la prima, el ingreso de más compañías de seguros con interés en el sector agropecuario, el conocimiento y el aumento de la confianza por parte de los productores en este mecanismo de transferencia de riesgo, que si bien aún tiene varios aspectos por mejorar en el diseño de los productos, el seguro agropecuario ha venido ganando terreno y ha demostrado que es una alternativa viable para mitigar parte de las pérdidas sufridas por eventos climáticos adversos.
De acuerdo a la información de Finagro[1] en el año 2009 se contaba con 33.000 hectáreas aseguradas en el país, y en el año 2014 se alcanzó la cifra de 129.000 hectáreas, pasando solo del año 2013 a 2014 de 68.000 hectáreas a 129.000, lo que representó un incremento del 89% del área asegurada.
Gráfico 1. Área asegurada periodo 2009 – 2014
Fuente: Finagro
Si bien en la actualidad el seguro agrícola se ofrece para más de 18 cultivos, el 83% del área asegurada se concentra en arroz, banano, caña de azúcar, plantaciones forestales y maíz, de igual forma estos cinco cultivos concentran el 80% de las primas emitidas, tendencia que ha sufrido pocas modificaciones en los últimos años, siendo los cultivos de arroz y banano los de mayor suscripción con una participación en primas emitidas del 30% y el 24% respectivamente de la emisión total del seguro agrícola en el país. En la gráfica 2 se detalla la participación en áreas aseguradas por cultivo durante el año 2014.
Gráfica 2. Área asegurada por cultivo año 2014
Fuente: Finagro
Con respecto a la siniestralidad el balance no ha sido del todo positivo para las compañías de seguros que participan del ramo del seguro agropecuario, de acuerdo a cifras de Fasecolda de marzo de 2015, la siniestralidad bruta (Primas – Siniestros) en el año 2014 fue del 50% y en el año 2015 llegaba al 185%, que en comparación con otros ramos del sector asegurador se está por encima de la mayoría de los productos que actualmente se ofrecen en el mercado, tal es el caso de los ramos de daños y personas que en lo acumulado del año suman una siniestralidad del 57% y 45% respectivamente[2].
Como se identifica las cifras del seguro agrícola en Colombia son contrastantes, por un lado se avanza en las áreas aseguradas y por el otro la siniestralidad se ha incrementado a unos niveles muy por encima del promedio del sector asegurador, lo cual seguramente hará que las compañías de seguros y de reaseguro replanteen las condiciones de negociación y de colocación de seguros en el país.
Aunque de forma todavía incipiente como se muestra en la gráfica 3, el número y la participación de las compañías de seguros que actualmente ofrecen seguros para el sector agropecuario en el país ha venido aumentando, de forma reciente se han sumado a Mapfre y Previsora, compañías como Sura y Allianz, las cuales han ayudado a dinamizar la oferta de seguros agrícolas disponibles en el país, de igual forma La Equidad se encuentra desarrollando una oferta para el sector y de forma reciente la compañía de seguros Mexicana Proagro, la cual es una aseguradora especializada en el sector agropecuario se encuentra en proceso de apertura del ramo, lo cual seguramente brindará un mayor abanico de opciones para los productores agrícolas y pecuarios del país.
Gráfica 3. Participación por compañía de seguros 2015
Fuente: Fasecolda
Si bien el número y participación de las compañías de seguros ha venido aumentando es fundamental que el portafolio cuente con una mayor diversificación, tanto en número de cultivos, áreas geográficas y modelos flexibles de aseguramiento, que permitan una mayor dispersión del riesgo haciendo más atractivo el negocio para las aseguradoras y los productores.
Algunos retos del seguro agropecuario
Pese al crecimiento del seguro agropecuario en los últimos años, aún se tiene una amplia brecha por cubrir en materia de coberturas y gestión de riesgos para el sector. Uno de los aspectos que generan controversia y debate es la administración y aplicación de los subsidios que actualmente ofrece el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, la discusión se centra en donde podrían ser más eficiente su aplicación.
Actualmente la asignación de los subsidios se genera por tres factores fundamentales, el primero es porque el análisis del riesgo realizado por la compañías de seguros con la información disponible, genera unas primas elevadas a las cuales difícilmente los agricultores podrían acceder si no contara con el subsidio por parte del estado, la segunda es que el seguro agropecuario tanto en Colombia como en los demás países de la región tiene una alta dependencia de los contratos de reaseguro, en el caso Colombiano se retiene el 10%[3] de las primas recaudadas y el resto se transfiere al mercado reasegurador, esto implica que las condiciones de los contratos de seguros que se ofrecen en el país son establecidas principalmente por el reasegurador. Dada esta situación para una compañía reaseguradora la asignación de altos subsidios a las primas representa en cierta medida una garantía de poder desarrollar un mercado de tamaño considerable que pueda representar utilidades significativas. Finalmente, la tercera razón por la cual se justifican los subsidios es porque la producción de alimentos es altamente sensible a nivel político, por lo que es justificable por parte del estado entrar a corregir una falla de mercado la cual se deriva de una baja demanda ocasionada por un alto precio en los seguros, adicionalmente de la producción de alimentos se deriva la seguridad alimentaria del país traduciéndose en el bienestar general de la sociedad y la economía, de igual forma el estado debe garantizar los mecanismos de competitividad de los productores nacionales que compiten en el mercado externo con productores que si cuentan con subsidios al seguro agrícola.
Informes realizados por entidades como el Banco Interamericano de Desarrollo – BID, sugieren que la destinación de los subsidios o por lo menos una alta proporción de estos debe ser destinada al desarrollo de bienes públicos que ayuden a sentar las bases para el crecimiento del seguro agrícola a nivel privado, en vez de generar transferencias de ingresos para las compañías de seguros y de reaseguro, quienes defienden este argumento indican que la inversión en aspectos como mapas de riesgos, capacitación de personal, instalación y automatización de estaciones climáticas, modelización de riesgos y rendimiento de cultivos, desarrollo de pruebas pilotos en seguros innovadores como índices climáticos entre otros pueden tener un impacto más positivo en el desarrollo del seguro que la aplicación de los subsidios, dado que en la medida que el área asegurada aumente y se deban mantener los subsidios en las mismas proporciones, el presupuesto que se debe asignar excedería la capacidad del estado, el cual probablemente preferiría asignar los escasos recursos en actividades que puedan generar un mayor factor multiplicador económico y bienestar social, como desarrollo de vías rurales, educación rural, investigación agrícola, entre otros.
Otro de los retos fundamentales que tiene actualmente el seguro agropecuario, es que se pueda desarrollar un mercado en el cual se aseguren los pequeños productores, hoy el nivel de aseguramiento que se ha logrado ha sido básicamente porque los sectores agrícolas que han fortalecido su vocación empresarial y de asociación han encontrado en el seguro una alternativa para la gestión de sus riesgos, sin embargo en muchos casos el pequeño agricultor carece de modelos asociativos y empresariales que le limitan el acceso a servicios financieros como el crédito y el seguro agrícola, por lo que el problema se centra en aspectos estructurales del campo Colombiano, los cuales requieren de la movilización de la capacidad institucional del estado.
En concordancia con lo anterior las compañías de seguros deberán orientar sus esfuerzos en adaptar pólizas a las necesidades y a la percepción del riesgo de los productores, el pasado mes de agosto de 2015 en el diario Portafolio[4] se publicó una columna de Ivan Dario Arroyave, quien fue presidente de la Bolsa Mercantil de Colombia y asesor financiero del Ministerio de Agricultura estando al frente de la Dirección Nacional de Riesgos Agropecuarios, en la cual exponía la necesidad de desarrollar pólizas que adicional a los riesgos climáticos permitan brindar coberturas sobre fluctuaciones en el precio, el cual es un riesgo que tiene mayor relevancia e impacto para las productores. Arroyave sostiene que se hace necesario que las compañías de seguros sean más audaces en el desarrollo de este tipo de pólizas, en las cuales se pueda ofrecer coberturas a los crecientes eventos climáticos adversos y al incremento de los factores del mercado externo que influyen en la volatilidad de los precios y de los ingresos al productor.
Finalmente al realizar el balance de los avances, retos y dificultades que ha tenido el seguro agropecuario en el país se puede concluir que el resultado es positivo y alentador, hoy pese a las dificultades que se presentan en el mercado y al nivel de especificidad que tiene este tipo de seguro se han dado pasos importantes, a nivel institucional el gobierno cuenta con una política orientada al fortalecimiento de este importante mecanismo de transferencia de riesgos, cada vez son más las compañías de seguro y de reaseguro interesadas en ofrecer soluciones para el campo Colombiano, resta que se logre destrabar los cuellos de botella que actualmente se presentan, para pasar de los pasos de bebe que actualmente se vienen dando a verdaderos saltos en materia de gestión de riesgos y seguros para el sector agropecuario.
Gráfico 1. Área asegurada periodo 2009 – 2014
Fuente: Finagro
Si bien en la actualidad el seguro agrícola se ofrece para más de 18 cultivos, el 83% del área asegurada se concentra en arroz, banano, caña de azúcar, plantaciones forestales y maíz, de igual forma estos cinco cultivos concentran el 80% de las primas emitidas, tendencia que ha sufrido pocas modificaciones en los últimos años, siendo los cultivos de arroz y banano los de mayor suscripción con una participación en primas emitidas del 30% y el 24% respectivamente de la emisión total del seguro agrícola en el país. En la gráfica 2 se detalla la participación en áreas aseguradas por cultivo durante el año 2014.
Gráfica 2. Área asegurada por cultivo año 2014
Fuente: Finagro
Con respecto a la siniestralidad el balance no ha sido del todo positivo para las compañías de seguros que participan del ramo del seguro agropecuario, de acuerdo a cifras de Fasecolda de marzo de 2015, la siniestralidad bruta (Primas – Siniestros) en el año 2014 fue del 50% y en el año 2015 llegaba al 185%, que en comparación con otros ramos del sector asegurador se está por encima de la mayoría de los productos que actualmente se ofrecen en el mercado, tal es el caso de los ramos de daños y personas que en lo acumulado del año suman una siniestralidad del 57% y 45% respectivamente[2].
Como se identifica las cifras del seguro agrícola en Colombia son contrastantes, por un lado se avanza en las áreas aseguradas y por el otro la siniestralidad se ha incrementado a unos niveles muy por encima del promedio del sector asegurador, lo cual seguramente hará que las compañías de seguros y de reaseguro replanteen las condiciones de negociación y de colocación de seguros en el país.
Aunque de forma todavía incipiente como se muestra en la gráfica 3, el número y la participación de las compañías de seguros que actualmente ofrecen seguros para el sector agropecuario en el país ha venido aumentando, de forma reciente se han sumado a Mapfre y Previsora, compañías como Sura y Allianz, las cuales han ayudado a dinamizar la oferta de seguros agrícolas disponibles en el país, de igual forma La Equidad se encuentra desarrollando una oferta para el sector y de forma reciente la compañía de seguros Mexicana Proagro, la cual es una aseguradora especializada en el sector agropecuario se encuentra en proceso de apertura del ramo, lo cual seguramente brindará un mayor abanico de opciones para los productores agrícolas y pecuarios del país.
Gráfica 3. Participación por compañía de seguros 2015
Fuente: Fasecolda
Si bien el número y participación de las compañías de seguros ha venido aumentando es fundamental que el portafolio cuente con una mayor diversificación, tanto en número de cultivos, áreas geográficas y modelos flexibles de aseguramiento, que permitan una mayor dispersión del riesgo haciendo más atractivo el negocio para las aseguradoras y los productores.
Algunos retos del seguro agropecuario
Pese al crecimiento del seguro agropecuario en los últimos años, aún se tiene una amplia brecha por cubrir en materia de coberturas y gestión de riesgos para el sector. Uno de los aspectos que generan controversia y debate es la administración y aplicación de los subsidios que actualmente ofrece el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, la discusión se centra en donde podrían ser más eficiente su aplicación.
Actualmente la asignación de los subsidios se genera por tres factores fundamentales, el primero es porque el análisis del riesgo realizado por la compañías de seguros con la información disponible, genera unas primas elevadas a las cuales difícilmente los agricultores podrían acceder si no contara con el subsidio por parte del estado, la segunda es que el seguro agropecuario tanto en Colombia como en los demás países de la región tiene una alta dependencia de los contratos de reaseguro, en el caso Colombiano se retiene el 10%[3] de las primas recaudadas y el resto se transfiere al mercado reasegurador, esto implica que las condiciones de los contratos de seguros que se ofrecen en el país son establecidas principalmente por el reasegurador. Dada esta situación para una compañía reaseguradora la asignación de altos subsidios a las primas representa en cierta medida una garantía de poder desarrollar un mercado de tamaño considerable que pueda representar utilidades significativas. Finalmente, la tercera razón por la cual se justifican los subsidios es porque la producción de alimentos es altamente sensible a nivel político, por lo que es justificable por parte del estado entrar a corregir una falla de mercado la cual se deriva de una baja demanda ocasionada por un alto precio en los seguros, adicionalmente de la producción de alimentos se deriva la seguridad alimentaria del país traduciéndose en el bienestar general de la sociedad y la economía, de igual forma el estado debe garantizar los mecanismos de competitividad de los productores nacionales que compiten en el mercado externo con productores que si cuentan con subsidios al seguro agrícola.
Informes realizados por entidades como el Banco Interamericano de Desarrollo – BID, sugieren que la destinación de los subsidios o por lo menos una alta proporción de estos debe ser destinada al desarrollo de bienes públicos que ayuden a sentar las bases para el crecimiento del seguro agrícola a nivel privado, en vez de generar transferencias de ingresos para las compañías de seguros y de reaseguro, quienes defienden este argumento indican que la inversión en aspectos como mapas de riesgos, capacitación de personal, instalación y automatización de estaciones climáticas, modelización de riesgos y rendimiento de cultivos, desarrollo de pruebas pilotos en seguros innovadores como índices climáticos entre otros pueden tener un impacto más positivo en el desarrollo del seguro que la aplicación de los subsidios, dado que en la medida que el área asegurada aumente y se deban mantener los subsidios en las mismas proporciones, el presupuesto que se debe asignar excedería la capacidad del estado, el cual probablemente preferiría asignar los escasos recursos en actividades que puedan generar un mayor factor multiplicador económico y bienestar social, como desarrollo de vías rurales, educación rural, investigación agrícola, entre otros.
Otro de los retos fundamentales que tiene actualmente el seguro agropecuario, es que se pueda desarrollar un mercado en el cual se aseguren los pequeños productores, hoy el nivel de aseguramiento que se ha logrado ha sido básicamente porque los sectores agrícolas que han fortalecido su vocación empresarial y de asociación han encontrado en el seguro una alternativa para la gestión de sus riesgos, sin embargo en muchos casos el pequeño agricultor carece de modelos asociativos y empresariales que le limitan el acceso a servicios financieros como el crédito y el seguro agrícola, por lo que el problema se centra en aspectos estructurales del campo Colombiano, los cuales requieren de la movilización de la capacidad institucional del estado.
En concordancia con lo anterior las compañías de seguros deberán orientar sus esfuerzos en adaptar pólizas a las necesidades y a la percepción del riesgo de los productores, el pasado mes de agosto de 2015 en el diario Portafolio[4] se publicó una columna de Ivan Dario Arroyave, quien fue presidente de la Bolsa Mercantil de Colombia y asesor financiero del Ministerio de Agricultura estando al frente de la Dirección Nacional de Riesgos Agropecuarios, en la cual exponía la necesidad de desarrollar pólizas que adicional a los riesgos climáticos permitan brindar coberturas sobre fluctuaciones en el precio, el cual es un riesgo que tiene mayor relevancia e impacto para las productores. Arroyave sostiene que se hace necesario que las compañías de seguros sean más audaces en el desarrollo de este tipo de pólizas, en las cuales se pueda ofrecer coberturas a los crecientes eventos climáticos adversos y al incremento de los factores del mercado externo que influyen en la volatilidad de los precios y de los ingresos al productor.
Finalmente al realizar el balance de los avances, retos y dificultades que ha tenido el seguro agropecuario en el país se puede concluir que el resultado es positivo y alentador, hoy pese a las dificultades que se presentan en el mercado y al nivel de especificidad que tiene este tipo de seguro se han dado pasos importantes, a nivel institucional el gobierno cuenta con una política orientada al fortalecimiento de este importante mecanismo de transferencia de riesgos, cada vez son más las compañías de seguro y de reaseguro interesadas en ofrecer soluciones para el campo Colombiano, resta que se logre destrabar los cuellos de botella que actualmente se presentan, para pasar de los pasos de bebe que actualmente se vienen dando a verdaderos saltos en materia de gestión de riesgos y seguros para el sector agropecuario.
Agradecemos a Finagro y al comité del seguro agropecuario de Fasecolda por el suministro de la información y las estadísticas para la elaboración de este informe.
[1] Finagro, Programa de Seguro Agropecuario. Informe enero – diciembre 2014
[2] Fasecolda. Informe cifras de la industria enero – julio 2015
[3] Fasecolda. Reporte general seguro agropecuario. Marzo 2015
[4] Seguros agrícolas para las turbulencias del clima. Diario Portafolio 30 de agosto de 2015. http://bit.ly/1LNSNx0
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