Ninguna persona con sentido de razón, consciencia y de responsabilidad, puede seguir siendo indiferente ante lo que ocurre en el planeta, en su región, en su ciudad, o en el lugar en donde está; mucho menos cuando los sucesos que acaecen, con su ayuda o sin ella, están afectando de manera grave a las generaciones futuras, para expresarnos de una manera impersonal, y así no tener que hacer referencia a los hijos propios ni a los nietos. Excluyo de esta clasificación de conciencia, razón y responsabilidad a los dementes, sean estos jóvenes o seniles, a los decrépitos, psicológicos o morales, a los enfermos mentales de cualquier tipología o mal, como alzhéimer, esquizofrenia o algún otro mal parecido, pero que les termine afectando de manera directa su capacidad de análisis o raciocinio.
Todos los demás seres humanos debemos, y tenemos, que estar comprometidos en asumir un compromiso inmediato de hacer los cambios necesarios, y suficientes, para iniciar la modificación de los parámetros so